Desde sinuosos senderos selváticos hasta ofertas residenciales enclavadas a la perfección en la vegetación nativa, el diseño realza la belleza natural del terreno hasta en el más mínimo detalle. Los materiales elegidos mantienen el aura de este refugio con colores, modelos y texturas de origen local que reflejan la cultura. La vía de acceso principal y la secuencia de llegada se enmarcan en el dosel arbóreo existente, y los corredores peatonales, los senderos para bicicletas y los caminos ecuestres permiten que la naturaleza siga siendo el centro. La propiedad cuenta con un campo de golf diseñado por David McLay Kidd, un hotel boutique, un puerto deportivo de categoría mundial, un club de playa y una comunidad ecuestre.

EDSA dejó que la naturaleza y la cultura contaran su historia a través del diseño y creó un equilibrado refugio para la vida silvestre y los viajeros, infundiendo el espíritu del lugar con prácticas sustentables desde el punto de vista ambiental y social.